¡El cuerno de África, nos importa un cuerno!

Esta mañana, mientras almorzaba rutinariamente hojeando los diarios, una foto en las páginas interiores  llamó profundamente mi atención.
No es solo una imagen, es un ser humano con nombre y apellidos.

Kenia  — Mihag Gedi Farah, de siete meses, es el frágil rostro de la hambruna que se vive en el cuerno de África.

¡En pleno siglo XXI y, todavía así!.

Seria posible acabar con el sufrimiento y la muerte de millones de personas si verdaderamente nos importara.

En su lugar, preferimos mirar a otro lado pues esta verdad nos incomoda,  (vemos un vagabundo pidiendo caridad, y apartamos la vista).
No nos apetece ser salmones nadando a contra corriente, preferimos ser borregos complacientes y, felices en nuestra estupidez.

¿Por que se interviene tan rápido en Irak, Libia... Y se demora el auxilio a este exterminio?
Estas personas no nos interesan por que no tienen capacidad de consumo. Ni sus tierras recursos que explotar.
Lo más lacerante, es que administrados con racionabilidad hay recursos para todos. Es una tragedia que en el fondo no se ha querido evitar. ¡El Cuerno de África, nos importa un cuerno!

Es preciso dotar a la O.N.U y sus organizaciones satélite, de poder real y mecanismos eficaces. Estas instituciones de mediados del siglo pasado, necesitan una profunda reforma y modernización.

Reforma del consejo de seguridad y, de  la capacidad de veto de sus miembros.

El 0.7%, la tasa Tobin, etc. Son algunas de las medidas acertadas, que ayudarían a corregir estos desequilibrios del sistema capitalista.

Vivimos en un mundo global y globalizado, donde el capital se mueve libremente y los seres humanos sufren las fronteras. Que suerte hemos tenido al nacer a este lado del mundo y, poder disfrutar de la salud y la sonrisa de nuestros hijos.

El problema es que no hay valentía ni volutad política. Por eso nosotros como ciudadanos,  tenemos que tomar conciencia de que debemos y, podemos intentar influir en nuestros gobernantes y políticos.
¡Por que otro mundo mejor, es posible!

Mi admiración  por toda esa gente anónima, que convive y trabaja para paliar tanto sufrimiento e injusticia.