martes, 5 de junio de 2018

Josep Carner, del ladrillo al libro


Esta es una historia real. Los hechos que se relatan tuvieron lugar aquí mismo, en nuestro barrio, en nuestro colegio…

— Mama, com és que el meu col·le té una xemeneia?

—Doncs, perquè abans de ser una escola va ser una bòbila.

—I què és una bòbila, mama?

—És on es fabriquen els maons.

—I com és que ara és un col·le?

—Mmm! Això crec que t’ho explicarà millor el iaio. ¿Verdad que sí, yayo?

—¡Claro que sí! A ver por dónde empiezo… Ven y asómate a la ventana conmigo. ¡Mira!, ¿ves todos estos bloques de pisos?

—Sí, y también se ve mi cole con su chimenea.

—Pues muchos de los ladrillos con los que se construyeron estas viviendas salieron de esa chimenea.

—¡Hala! ¿Salieron volando?

Treballadors de la bòbila can Navarra (1949)
—¡Jajaja! ¡Nooo! La chimenea era del horno donde se cocían los ladrillos. El horno estaba encendido todos los días del año y trabajaban por turnos, día y noche. Había una familia que vivía allí y vigilaba que nunca se apagara el fuego. ¿Sabías que la chimenea original, que era redonda, la partió un rayo y después la reconstruyeron cuadrada?

—¡Jo, qué pasada! No tenía ni idea.

—Cuando nosotros vinimos del pueblo y llegamos a Badalona, estuvimos un tiempo viviendo en casa de un tío de tu abuela. ¡Dormíamos seis en una habitación! Hasta que por fin pudimos comprar este piso. La bòbila ya no funcionaba y los críos solían jugar en ese solar que ahora es tu cole.

—M’encantava jugar allà quan era nena. La terra era molt vermella de la pols dels maons i quan plovia es feien uns bassals gegants. Quines batalles de pirates ens imaginàvem! Les boles de fang eren la nostra munició i amb els palets construíem vaixells i castells.

—Jajaja! No t’imagino jugant a pirates, mama.

—Por aquel entonces, en el barrio faltaban aceras, no había alumbrado público y por la noche las calles estaban oscuras… 

—Recuerdo que un día fuimos en manifestación con velas encendidas y tú me animabas a gritar con los demás: ¡Queremos luz! ¡Queremos luz! ¡Queremos luz! 

—Entonces eras una mocosa muy vergonzosa, pero al final te animaste con tu vocecita de pito. Hicimos tres manifestaciones con velas aquí en Sant Mori. Eso fue a principios de 1975, y ese mismo año, conseguimos parar la construcción de más bloques en el solar que ahora es el parque del Gran Sol y el polideportivo de Llefià. ¡Tendrías que haber visto a la yaya sentada frente a las excavadoras!  Así, ellas paralizaban las obras mientras nosotros estábamos trabajando. Ganar para el barrio esos espacios públicos fue una gran victoria vecinal. 


Como te iba diciendo, fuimos muchos los inmigrantes que llegamos buscando un futuro mejor, pero nada más pensaban en seguir construyendo pisos, pisos y más pisos. Tampoco había suficientes escuelas públicas para tantos niños, y desde un principio reivindicamos la construcción del colegio en el solar de la vieja bòbila. El movimiento asociativo era fuerte en aquellos años, nos organizábamos y defendíamos nuestros derechos; una educación pública y gratuita para nuestros hijos. Tuvimos que luchar mucho para conseguir lo que tenemos, nada llovió del cielo.
Manifestació per l'escola pública. Badalona anys 70
Tu madre iba al colegio en el barracón que había en la Plaza de la Amistad. Pero se prendió fuego y trasladaron a los niños a los barracones que estaban en la calle Doctor Bassols, a la espera de la construcción de los colegios prometidos. De allí, después salieron varios colegios. 
La obra no se terminaba nunca y hartos de esperar, niños y profesorado con el apoyo de madres y padres, ocupamos la escuela. ¿Te acuerdas, hija?

—¡Cómo olvidarlo! Fue un día muy emocionante, teníamos muchas ganas de salir de la lata de sardinas que era nuestra aula y estrenar un colegio de verdad. 
“¡No, no, no nos moverán! De este nuestro cole, no nos moverán…” Cantábamos algunas desde las ventanas. ¡Menuda se armó! Los de las obras se echaron las manos a la cabeza al vernos llegar y ocupar las aulas de arriba, que eran las únicas que estaban acabadas. Después, estuvimos soportando el ruido de las obras hasta final de curso, pero nos sentíamos muy ilusionados y contentos con nuestro nuevo cole. 

—Si la memoria no me falla, lo ocupamos el siete de diciembre de 1984 y se inauguró oficialmente al año siguiente. Nevó e hizo muchísimo frío ese invierno. Fueron tiempos difíciles pero alegres; luchábamos, teníamos ganas, había esperanza.

Families del Josep Carner en lluita contra les retallades (2012)
—Y algunas todavía seguimos luchando papá… Aunque a veces sólo alcancemos a resistir. 

—Bueno… Con los años se fueron conquistando nuevos espacios y mejoras para la escuela. Aquella fuente, la biblioteca… ¡Mira! ¿Ves aquellos árboles de tu cole? Pues las semillas vinieron volando de los árboles que hay al lado de la rotonda del Che, justo donde está la pirámide de cuerdas que tanto te gusta trepar. Y germinaron los arbolitos junto a la vivienda del conserje. Él, los regó y cuidó, y cuando los jóvenes árboles tuvieron más o menos tu altura, los trasplantó y crecieron fuertes y sanos. 

—Van venir volant? Què fort!

—Sí, així va ser. Però com ha dit abans el iaio, ¡nada llueve del cielo!, i sense el treball del conserge, els arbres difícilment haguessin sobreviscut.

Pati de l'escola Josep Carner (2018)
—¡Así es! Sin la lucha de madres y padres, profesores y vecinos, el Josep Carner hoy no existiría. 

Wow! Quina història... Sabeu una cosa? M’encanta la meva escola amb la seva xemeneia!.


Miguel García
Un amic del barri



Queremos agradecer a las personas que nos han dedicado su tiempo y recuerdos para poder llevar a cabo este proyecto, y especialmente a la persona que ha sido capaz de plasmarlo en letras. Gracias Pedro Jesús (concejal de educación en los años 70), Villar (miembro de la primera junta del AMPA), Jesús Moreno (primer conserje) y Miguel García.


Cristina Acedo y Eva Ortiz



P.S. Gracias por haber confiado en mí. Ha sido un ilusionante placer trabajar en este proyecto junto a vosotras.


Relato publicado en la revista escolar RENRAC

martes, 6 de febrero de 2018

Un día en el dermatólogo

–Muy bien, Miguel. Pasa ahí dentro y quítate toda la ropa menos los calzoncillos. Avísame cuando estés.
–Doctora, el quiste lo tengo en el párpado derecho.
–A los pacientes nuevos me gusta escrutarlos por si tuviesen algún lunar maligno.

La severidad de su cara no admite dudas y obedezco sin rechistar. Afortunadamente hoy no he hecho ni el huevo y la ducha matutina todavía me mantiene a estas horas de la tarde fresco, digno de ver y oler. Además, no acostumbro a sudar lo cual es toda una ventaja. Me bajo los pantalones del curro y… ¡Horror! ¿Por qué no habré escogido yo esta mañana unos gayumbos más discretitos tipo bóxer o algo así? En fin… Me tumbo en la camilla y aviso. 
Entra la doctora con una sonrisa socarrona y llama a la enfermera, que no es mucho más joven que ella. ¡Esto va a ser una fiesta!, me digo a mi mismo. Se enfunda los guantes mientras sin dejar de sonreír me va explicando los beneficios de detectar un melanoma a tiempo. La enfermera asiente con la cabeza las palabras de su jefa. Y yo, más cortado que la toalla de Eduardo Manostijeras, empiezo a sospechar que esta señora disfruta con todo esto. ¡Joder! Yo sólo venía por un quistecillo de mierda, a ver si voy a tener ahora una cosa de esas chungas… Y se lanza lupa en mano a explorar hasta el rincón más recóndito de mi indefenso pellejo. No tardo en averiguar lo ridícula que había sido mi preocupación por mi ropa interior, al notar cómo sus dedos de látex levantan el elástico de mi paupérrimo slip, no sea que se le escape algo por husmear. Ahora date le vuelta y ponte boca abajo, me dice. La miro… Con esa lupa en la mano me parece clavadita a la Señora Jessica Fletcher. Me mira como diciéndome; “no te hagas el remolón, que va a ser peor”. Pienso: ¿No será esto una broma de esas de cámara oculta? Me digo; ¡va Miguel!, déjate de tontadas y acabemos con esto cuanto antes. Y acato sus órdenes sin rechistar como si del art. 155 se tratase. La Fletcher repite las mismas operaciones recorriendo con sus guantes y su lupa todo mi dorso, glúteos incluidos.

–Fin de la observación. Todo correcto, Miguel. Ahora vamos a sacarte ese quiste sebáceo del párpado. 

Ya era hora, balbuceé para mis adentros.

martes, 16 de enero de 2018

Personificación del sueño invernal de un riachuelo sin nombre

Conozco los fracasos,
las renuncias y las traiciones.
Conozco la derrota.
He resbalado por tantas y tantas mejillas…
Y aunque mi fluir congelado esté,
también sé de primaveras:
En este inerte letargo,
sueño que alborotando 
volveré por los meandros.
Recorreré cada palmo de tu piel 
hasta ser otra vez océano.
Y volaré 
allá donde me lleve el viento…
¡Oh tierra, amada mía!
Seré el rocío que acaricie los pétalos al alba.
Seré pintura de color que salpique tus valles.
Seré la lluvia que moje tu pelo una tarde de abril.
Seré arrullo en la noche repiqueteando tras el cristal.
Sí, tierra querida,
volveré a ser líquida;
seré sudor 
y seré saliva,
seré agua,
seré vida.

@15Mikel

martes, 9 de enero de 2018

Retazos de (Twitter VI)