sábado, 24 de octubre de 2015

El vientre del anarquista (III)


Sobre un océano de espejo, bajo la noche sin estrellas, 
la luna zozobra tiñendo de plata la mano que acunó la tragedia.
Cientos de hormigas desfilan en anárquicas hileras. 
Frenéticamente hambrientas
avanzan negro sobre blanco. 
Una de ellas equivoca su bocado y muerde la piel de plata, 
y el último aliento del náufrago
revienta sobre la desgraciada.

tic, tac, t i c,  t a c,   t  i  c,   t  a  c,    t   i   c,     t     a     c…
    _ ¡El rey exhausto ha caído!
-Cantan las hormigas que van-.
tic, tac, t i c,  t a c,   t  i  c,   t  a  c,    t   i   c,     t     a     c…
    _ Por el latir del tiempo ha sido abducido.
-replican las hormigas vienen-.

El invierno se precipita, y con él, se desvanece el último fulgor de plata.


Amsterdam (@15Mmikel)