jueves, 12 de mayo de 2016

Mala leche

Ésta es una historia real. Los acontecimientos que se relatan tuvieron lugar en Badalona en 2012. Por gusto literario, me he permitido algunas pocas licencias. Por respeto a la verdad, todo lo demás se relata tal y como ocurrió.

Corría una soleada mañana de un sábado de febrero, cuando salí de una de las cafeterías del centro comercial. Poco antes había realizado una pequeña compra en dicho supermercado, centro neurálgico y espiritual del nuevo barrio, como antaño fueron las iglesias y sus correspondientes mercadillos. Detesto los centros comerciales, me irritan, me ponen de mala leche. Como iba diciendo, me dirigí hacia la furgoneta que por aquel entonces tenía, y que estaba aparcada en calle frente al parking del la gran superficie. Caminaba un tanto molesto, pues la leche del cortado me supo casi tan agria como la camarera que me lo arrojó, derramando con indiferencia el café con leche sobre el platito. Que digo yo, que la chica debía de estar hasta el moño de currar cómo una burra y cobrar una puta mierda, como la mayoría. Pero tampoco cuesta nada una pizca de amabilidad.
Tremenda mala leche me entró, al llegar a la furgoneta y descubrir que me habían forzado la cerradura. Automáticamente inspeccioné el interior del vehículo; no se habían llevado nada y nada estaba roto, salvo la cerradura. Rápidamente me fui al maletero, lo abrí, y… ¡Sorpresa! Sólo se habían llevado tres packs de leche (18 botellas de 1,5l). Me quedé pasmado, pues había compra más valiosa además de material electrónico de valor. Perplejo cavilé y especulé sobre lo sucedido: ¿Por qué no se llevaron las cosas de más valor?, ¿acaso no les dio tiempo a coger más, o sintieron pánico de ser sorprendidos? Joder, tres packs de leche pesan lo suyo para salir corriendo. ¿Cómo es posible que alguien se la jugase así, a plena luz del día, por tan sólo unos litros de leche? Éstas y otras preguntas quedaron en el aire, y mi mala leche regresó revitalizada a su habitual foco; banqueros, políticos y demás gerifaltes de distinguida prosapia. ¡A la mierda la jodida cerradura! -Me dije- Me hubiese gustado sorprender al necesitado: habría compartido mi leche con él/ella a cambio de respuestas, a cambio de su historia, a cambio de sentirme bien.

Cuatro años después de estos hechos y, ¿qué habrá sido de mis empedernidos bebedores de leche? Espero que hayan salido adelante. Cuatro años de gobiernos de derechas (PP-CiU-Junts pel sí), y la precariedad in crescendo me obligaría hoy, a disputar con el otro miserable por esos litros de leche. Cuatro años después, y los auténticos ladrones, corruptos y corruptores, siguen campando por doquier. Cuatro años después y el hedor ya es irrespirable. Cuatro años después, y qué les voy a contar del retroceso en derechos y libertades. Cuatro años después, y ésta vergonzosa Europa criminal, da más asco que nunca. Cuatro años después, y ya acumulo tanta mala leche, que cualquier día de estos acabaré meando napalm. Cuatro años después, y siento las calles tan vacías…
¿Y si nos agrupamos todas con nuestra chispa de mala leche y le damos un zarandeo al sistema? ¡Venga, que ya llega el #GlobalDebout15M! ¡A las plazas! Que queda mucho por sembrar...

Uno de esos días quincemayeros...

domingo, 8 de mayo de 2016

Habas contadas

Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Yo tengo mucho más que eso. ¡Yo tengo un HERMANO! Así, en superlativo.
Para muchos será el coletas ese que sale cual huracán de una ambulancia, o el ángel de la guarda que desciende en helicóptero, o el que da conferencias y sale en entrevistas de la prensa…etc Para mi, es el niño chico sufridor de mis "torturas" infantiles, ese niño chico que siempre idolatró a su hermano mayor, ese compañero de juegos, ese que siempre me alentó en todas y cada una de mis aventuras. Ese amigo que siempre está ahí, al otro lado del horizonte, donde el cielo se junta con el mar. Y que a pesar de la lejanía física, cuida y mima de los suyos, de su familia, como pocos sabemos hacerlo. Pues él no entiende de política; su activismo es su gente. ¡Ep! Y además hace unas paellas a la leña cojonudas.
¡Mamá, papá: pedazo polvo echasteis, coño!
HERMANO, si no existieses, tendría que inventarte. 


"Ayer a las 19:03h nos suena el teléfono, varón de 48 años inconsciente con dificultad respiratoria, ¡nos ponemos en marcha!
A las 19:05h nos vuelven a llamar indicando que es una parada cardiaca; el tiempo corre y juega en su contra. 
A la llegada los familiares están haciendo maniobras de reanimación, el señor está azul por la falta de oxígeno, pinta mal. Los familiares se apartan y comenzamos a trabajar. Por delante nos esperaba una hora de trabajo muy duro y de mucho estrés. Siento la mirada de la esposa y del resto de la familia clavándose en mi nuca. Es un tiempo de máxima tensión donde incidimos en el momento más duro que hayan vivido.
El señor estaba caminando por el huerto con su cuñado, se encontró mal y cayó desplomado al suelo, muerte súbita.
Pasa una eterna hora y responde adecuadamente al tratamiento eléctrico y químico, ya está la mitad del trabajo hecho, pero no me puedo relajar. Cuando estoy recogiendo el material del botiquín, me doy cuenta que estoy en un campo de habas, así que me llevo una, una haba simbólica.
Intubado y asistido por respiración artificial lo trasladamos a la UCI del hospital. Cuando llegamos al hospital, la mujer estaba esperando angustiada. Tras dejarlo y regresar a la ambulancia, acompaño a la mujer a la sala de espera de la UCI, por el camino la mujer rompe a llorar y me abraza dándome las gracias. La abrazo con ternura y le digo: gracias a vosotros que iniciasteis las maniobras, gracias a todo el equipo que formamos la ambulancia.
No todos los días se puede decir: he colaborado en SALVAR UNA VIDA. Hoy me siento muy orgulloso de mi profesión y especialidad.

El día de reyes todo el mundo quiere que le toque el rey en el roscón, a partir de ahora para mí, la suerte está en la HABA."


Andrés García 
Ibiza, 8 de mayo del 2016