sábado, 8 de octubre de 2011

Las calles y las urnas.


El 15M fue un espontáneo vendaval de ilusión y esperanza. Esta insurrección pacífica, es la reacción de una ciudadanía sedienta de participación; hastiada de sus políticos y sindicatos.
Los indignados pusieron en entredicho a la “clase política, el capital, y los medios de comunicación” al grito de ¡Democracia real ya! ¡No nos representan!
Tomar las plazas significó devolverlas a su estado ancestral; el ágora del pueblo, punto de encuentro y debate.
El mapa autonómico se teñía de azul mientras las calles atronaban: La Plaza es nuestra, la Plaza es del Pueblo”
Acampada BCN 26-5-11
(foto: Miguel García)
En todo este tiempo, la maquinaria del poder con sus potentes altavoces mediáticos, no ha cejado en su empeño de criminalizar y deslegitimar a los indignados del 15M.
Dentro del movimiento hay quienes piensan que se superaron todas las expectativas, que se hizo historia. Por el contrario, otros piensan que se desperdició  una oportunidad histórica para (r)evolucionar, que la protesta languidecerá ya que ha consumido gran parte de su energía inicial, en la autogestión de las acampadas y sus complejas asambleas.
Personalmente, no me preocupa la derrota. Ya vivimos en ella. La lucha es el camino, nos hace más dignos. En el peor de los casos, habremos plantado la semilla de la rebeldía para que generaciones futuras, recojan el fruto del inconformismo.
¿Porqué hablar de lucha de clases es políticamente incorrecto? Cuando nuca ha sido tan enorme el abismo entre pobres y ricos. ¿Acaso nos han inoculado el virus del conformismo-borreguil? ¿O quizá sea alguna vacuna anti proletaria? 
Somos rehenes del poder financiero, sufrimos el síndrome de Estocolmo.
Un pueblo que se deja atropellar y no se levanta ante las injusticias, denota una  sociedad enferma.
Una juventud precaria con un índice de paro del 45% que no se revela, es una juventud sin futuro.

El otoño ya está aquí, es previsible que con la cercanía de las elecciones generales del 20N, el movimiento indignado del 15M cobre vigor y, vuelva a ser foco mediático durante la campaña electoral.  Veremos a los partidos agolparse en la puerta de los bancos (Santander, BBVA, La Caixa) para financiar su ingente campaña electoral repleta de demagogia y mentiras. “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Gane quien gane, la banca siempre manda.
A mí lo que me pide el cuerpo es el voto masivo en blanco, como en “Ensayo sobre la lucidez”. Pero supongo que acabaré arrastrándome sin ilusión a las urnas, para apoyar una de esas fuerzas minoritarias de izquierda, mas por el respeto a la memoria de nuestros abuelos que pelearon por el derecho a votar, que por convicción en un sistema viciado de arriba abajo.
La calle y las urnas: dos maneras de hacer política, dos formas de expresión democrática.

1 comentario:

  1. Buenos días, Miguel.
    Esta tarde tenemos los ciudadanos una cita ineludible en las calles.
    Valores tales como la ética y la dignidad exigen que hoy todos contribuyamos a protestar globalmente, contra un sistema corrupto diseñado por y para el beneficio de una minoría cada vez más acaparadoramente delirante.
    Debemos luchar pacíficamente desde nuestro inmenso poder: la capacidad de decisión. El pueblo sigue teniendo la sartén por el mango, por más que la clase política se empeñe en hacer creer que sin ellos estamos perdidos.
    Una cita que no podemos obviar, aún y a pesar de la reciente adquisición de nuevo material por parte de los cuerpos policiales (compra realizada con dinero público, faltaría más).

    Un saludo y muy buen sábado, Miguel.

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