domingo, 18 de septiembre de 2016

El vientre del anarquista (V)

De la noche sólida brotó el día.
¡Adiós sueño mío!
Que ya no quiero más tiniebla
sino embriagarme de lucerío.
Salto, pues, de la cama,
convocado por el alba...
Y ese primer café humeante,
en silencio.
Mientras todos duermen.
¡Qué placer! Sentencio.
El día todavía es germen
al tibio sol de levante.

Foto: @15Mmikel




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