De la noche sólida brotó el día.
¡Adiós sueño mío!
Que ya no quiero más tiniebla
sino embriagarme de lucerío.
Salto, pues, de la cama,
convocado por el alba...
Y ese primer café humeante,
en silencio.
Mientras todos duermen.
¡Qué placer! Sentencio.
El día todavía es germen
al tibio sol de levante.
Foto: @15Mmikel |
"A tus atardeceres rojos..."
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